Como ya hemos dicho, los estudios de la producción de gases de efecto invernadero en las centrales hidroeléctricas, se habían descuidado hasta ahora. A pesar de esto, con este estudio, se estima que entre el 2 y el 3% del CO2 lanzado a la atmósfera en todo el mundo proviene de este tipo de centrales. «La energía hidroeléctrica no es neutra en CO2 per se», dice Wehrli. De hecho, en Suíza, las importantes emisiones de CO2 están asociadas a la construcción de las presas. A pesar de todo, estas emisiones se pueden descontar durante 80 años y, por lo tanto, no juegan un papel tan importante como las centrales eléctricas de carbón.
Esto, en la central de Kariba no es así, puesto que, a pesar de generar cierta cantidad de CO2, lo realmente preocupante es la emisión de gas metano que el embalse produce.
Por último, las investigaciones también mostraron que las variaciones a lo largo del tiempo pueden dar lugar a graves errores de estimación de las emisiones de dióxido de carbono. Es por ello que se requieren observaciones durante períodos de tiempo más largos; lo que supone una mayor ayuda económica de los gobiernos a nivel mundial para poder llevarlas a cabo.